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Desinformación

Es raro que esté escribiendo a estas horas, pero es que no he podido evitarlo. Estoy alucinando, ya que en todos los medios de comunicación digitales han dado la noticia de que un presunto miembro de ETA llamado Joseba Fernández Aspurz (en TVE pone Aizpurúa que esa es otra…), ha sido detenido tras un tiroteo en el que se ha asesinado a un policía francés. ¿Por qué estoy alucinado? Bueno, pues o resulta que estoy muy equivocado, o las fotos del presunto etarra que están publicando en todos esos «fiables» (pongo el entrecomillado por si no se entendía el tono irónico) medios, son de Joseba Fernández González, antiguo compañero mío de militancia, que actualmente ejerce la misma en Ezker Alternatiboa.

Me parecería tan vergonzoso, que me preocupa ser muy tajante en lo que estoy diciendo, no vaya a ser que el Joseba Fernandez Aspurz o como se apellide, sea un primo de este compañero, con el mismo nombre y con un parecido físico asombroso. Por de pronto yo ahora mismo estoy pensando en el Joseba que yo conozco, pensando en las consecuencias que esto puede tener para él.

Os publico la foto que he sacado de El País, aunque ha aparecido también entre otros en El Correo o en El Mundo, o en EITB…

Por respeto a Joseba, esta foto no aguantará aquí mucho tiempo, de momento hasta que no rectifiquen, o no se demuestre que yo estoy equivocándome, la mantendré aquí para denunciar algo que me parece una agresión en toda regla.

Por último, y evidentemente, termino este post condenando el asesinato del policía francés, a ver si ETA abandona ya este sinsentido.

Mañana ya a otras horas escribiré algo más reflexionado.

Actualización:

Se han confirmado mis sospechas, ya han salido rectificaciones en prácticamente todos los medios, y se ha aclarado que fue la agencia EFE la que irresponsablemente y sin contrastar vendió la foto al resto. A mí desde luego me resulta más que sonrojante y si fuera yo el agraviado les llevaría a juicio. Si es de esta gente de la que nos fiamos a la hora de recibir información sobre cualquier tema vamos apañados.

Voy a escribir especialmente del cachondeo que se traen encima en El mundo sobre el error, bajo el título Etarra por un día, donde utilizan el facebook de Joseba para escribir un artículo semicómico sobre las reacciones propias, de familiares y amigos ante la garrafal metida de pata de la agencia EFE. Una cosa es que él y su entorno se lo tomen con humor (mejor que llorar, la verdad), y otra bien distinta que uno de los medios causantes del agravio lo haga, sin haber pedido ni media disculpa, dicho sea de paso.

La foto-tarjeta-tachón de corrección distribuida por la agencia EFE tampoco tiene desperdicio.

Nueva Actualización:

A ratos me indigno y a ratos me descojono. Me imagino la ilusión que le estará haciendo a Joseba el trato que se está dando a las rectificaciones. En Eitb el titular es que la foto difundida es de un exmiembro de Ezker Batua. En la cabecera le sitúan como joven vasco de la izquierda anticapilista, sí, sí, capilista, la errata es de Eitb, no mía. Lo de izquierda anticapilista, que más bien parece que hablan de una secta llamada anticapilistas que de una ideología política.

Tropiezos

Otro de esos desvaríos nocturnos, a ver si alguien entiende algo:

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pero yo, desde mi particular visión, diría que las personas, hombres o mujeres, somos capaces de tropezar no sólo dos veces si no en innumerables ocasiones con las piedras de la Historia. Para ser  el animal que se sobreentiende como el más evolucionado, ofrecemos preocupantes señales de involución. Avanzamos tecnológicamente a una velocidad que se escapa a mi entendimiento, mientras no somos capaces de cuidar el planeta que supone nuestra fuente de sustento tanto alimenticio como material. Alteramos éste convirtiéndolo en el gigantesco hogar de un enfermo del síndrome de Diógenes, repleto de basura y residuos que pudieron servir para algo en el pasado, pero que a partir de ahora sólo son como una gran infección incomprensible traída por nosotros mismos.

No era en el medio ambiente en lo que pensaba al empezar a escribir de tropiezos, sino de la educación, esa gran herramienta malograda por infinitas generaciones. El grave problema de la educación es que es útil, y al serlo hace que seamos incapaces de ponernos de acuerdo en cómo llevarla adelante con honestidad. La educación sirve para mantener los aciertos y los errores del pasado, y en contadas ocasiones, para generar transformaciones. En definitiva, para mantener el status quo, para alterarlo, o para retrotraernos a un modelo social anterior. Esto no es nada novedoso, pero lo cierto es que somos los propios ciudadanos los que sólo concebimos aquello en lo que nos han educado, con vagas variaciones surgidas de otras influencias ajenas al entorno socio afectivo en el que hemos crecido. Tendemos a no autocuestionarnos y a no cuestionar el sistema estructural y de valores que nos ha cobijado durante nuestro crecimiento. En caso de hacerlo, dicho cuestionamiento viene dado por otra tendencia social, normalmente nada novedosa, que se ha cruzado por algún misterio del azar en nuestras vidas. Muy poca gente en la Historia podrá decir con la boca grande que ha sido revolucionario, motor de una nueva evolución, de un cambio verdadero y novedoso.

Mi sensación actual, por muy frustrante que sea, es que a lo largo de la Historia la sota se ha rebelado al caballo, el caballo al rey, y luego el rey ha pisado a la sota y ha robado el caballo para irse de paseo, salvo en el caso del rey de bastos que es la historia de una sota que derrocó a un rey para ponerse en su lugar haciendo un simple cambio de cromos. Para rematar he de añadir que la mujer ni aparece en la baraja.

La educación, al ser decidida por los reyes de la baraja, apenas posibilita nuestra maduración social, pero por muchos peros que podamos ponerle, siempre será la perfecta imperfecta manera de avanzar como sociedad, y si dejamos ésta atrás, sólo nos quedará innovar con una auténtica revolución, o perder el norte del todo, lo que parece más cercano con los tiempos que corren.

Llevo unos días dándole vueltas a la cabeza a un asunto. El viernes tuve pleno en el Ayuntamiento, y sin entrar al fondo de los asuntos políticos que tratamos, he de decir que desde entonces tengo una mezcla de sensaciones.

Por un lado, os cuento que probablemente por ser un novato en estas lides, vivo el pleno con cierto nerviosismo, cada vez menor como tal, pero sí con cierta tensión debida al directo, al debate público. Esto hace que viviera los intercambios verbales, las trifulcas, y en algunos casos tarascadas, con la sensación de que mi cuerpo me ponía en alerta, incluso con ciertas dosis de adrenalina diría yo, de tal forma que os comparto también que una vez que acaba la sesión,  mi cuerpo se relaja y me pide desconectar todo lo que pueda y alejarme a marchas forzadas del salón de plenos. [Me estoy entreteniendo en otro asunto que no era en el que quería centrar este post.]

El caso es que según termina todo, y tras un pequeño análisis mental de lo vivido, relativizo en cierta medida las críticas que he recibido. No dejo de tenerlas en cuenta, pero intento mantener dentro de una mentalidad aperturista mis ideas y actitudes. De la misma manera, entiendo que sería incoherente, traicionero y peligroso no mantener la misma estrategia ante los halagos.

Tras el último pleno he de decir que salí satisfecho con mi actuar, y he de decir también, que recibí reconocimiento y apoyo de personas distintas, y de organizaciones distintas, ya sea a través de su turno de intervenciones en el pleno, o a través de sus blogs. Esto es inevitablemente reconfortante, y esto es lo que me ha ido dando qué pensar esta semana: cuál es la manera idónea de actuar ante las críticas y los halagos de una persona adulta, consecuente y responsable consigo misma y para con el resto de personas. Esto me lo planteo al margen de mi labor política, porque las mismas circunstacias las vivo en uno u otro momento tanto en mi trabajo ordinario como en mi entorno relacional. También es verdad, que en el momento que pasas a tener cierta vocación pública, esto se ve amplificado.

Creo que es de recibo escuchar las críticas y los halagos con normalidad, y tener en cuenta su carácter coyuntural, ya que quien hoy te alaba mañana te puede criticar, lo cual es comprensible ya que lo mismo que hoy acierto, mañana me equivocaré. Es más, también pudiera estar acertando y recibir críticas o en el caso contrario, errando y recibiendo halagos. Por este motivo creo que es aconsejable relativizar las reacciones a mi caminar, sin volverme por ello estanco ni mucho menos a lo que me rodea. Las críticas y los halagos los pasaré de la misma manera por la cabeza y por el corazón, cambiando lo que crea que tengo que cambiar, y manteniendo con firmeza lo que crea que tengo que mantener. Espero que no sea muy difícil, creo que es todo un exámen de madurez, no mía, sino de cualquier persona, tenga la edad que tenga.

Por cierto que ayer Buenafuente hizo una entrevista a Juan Cruz muy apropiada con el tema, y éste recomendó este texto ya traducido de Rudyard Kipling.

A veces, por la noche, muy muy tarde, me pongo creativo y me da por escribir, por escupir palabras intentando reflejar ideas y sensaciones. Este texto es de una de esas veces, escrito hace tiempo. Estos días me viene bien volver a leerlo, quizá por eso he pensado en compartirlo:

Imaginaos cómo fue durante algún tiempo. Estábamos en una habitación poco iluminada, donde una sola bombilla sujeta a un casquillo colgaba del techo; una bombilla que apenas nadie recordaba quién había puesto y que para colmo de males, estaba ya fundida. En esa habitación había una puerta de entrada que estoy seguro que empequeñecía de golpe, estaba sacada cuando menos del país de las maravillas, aquel en el que se perdió Alicia, porque una vez que entrabas resultaba casi imposible volver a encontrarla para salir. Muy pocos elegidos lo lograron.

Además de la puerta de entrada había varias ventanas, no muy grandes, y por las que entraba la poca luz natural que iluminaba la estancia, eso sí, siempre estaban cerradas. A mí ya me corría el sudor por la frente, y era incapaz de soportar la sensación de claustrofobia que me causaba una habitación cerrada con tanta gente en tan poco espacio. Todos se pisaban unos a otros por lograr respirar el aire que se encontraba en la zona más elevada de la sala, así que inocentemente pregunté por qué no abríamos alguna ventana. La reacción fue alguna mala cara y algún coscorrón de “tú no lo entiendes, eres muy joven, es mejor así”, pero sorprendentemente encontré gente que llevaba tiempo intentando lo mismo o pensando en ello, y a pesar de que no querían dejarnos, juntos luchamos con ilusión e intentamos abrir una de las ventanas. Fue imposible, estaba atascada. Aún así, no supimos conformarnos, y luchando contra nuestros propios fantasmas rompimos dicha ventana. Más de uno nos tacha de locos incluso a día de hoy, pero la sensación del aire fresco golpeando nuestra cara en ese momento, la libertad de llenar nuestros pulmones con aire limpio, esa ya no nos la va a robar nadie, aunque lo intentaran. Dudo mucho que alguien que inspira semejante bocanada de aire fresco pueda volver a conformarse con el aire viciado de una habitación como aquella.

Desde entonces nadie ha tapado el hueco por el que sigue entrando aire, y en la habitación se vive de otra manera. Más de uno ha querido sustituir la ventana por otra diferente, igual un poco más moderna, pero igual de cerrada, y es curioso porque a pesar de decir que sí, tengo la sensación de que no saben apreciar la riqueza de la nueva brisa, quizá porque llevan toda la vida haciendo ventanas olvidándose de mantenerlas abiertas.

Ahora que no me agobia tanto el aire que me rodea, sueño con que los que luchamos por el cambio de aires aguantemos los envites de los ventaneros, y que el desgaste no nos lleve a buscar la pequeña puerta de ese lejano país de Alicia (a mí a menudo me tienta la idea). Por cierto que sería un detallazo que la gente que con cariño nos saluda desde el otro lado, nos ayudara no sólo a abrir las ventanas que quedan cerradas, sino a poder ser, a tirar el tabique entero, pero eso ya es otra aventura.

Posiblemente sea una pedrada más mía, o simplemente no haya quién me entienda, ni siquiera los que han compartido conmigo mucho de lo que aquí cuento.

Seis meses ya

No habrá mucha gente que siga este blog, al menos en estas primeras andanzas, que no sepa quién era Iñaki Urkiza y todo lo que significaba para mí. Han pasado ya seis meses desde que ya no está a mi lado. Desde entonces han cambiado muchas cosas: empecé a trabajar en la delegación de Misiones Diocesanas de Bilbao, he tenido que sustituirle en su puesto de concejal del Ayuntamiento de Getxo, he dejado el grupo eskaut a través del que le conocí, he sido tío por dos veces…un montón de experiencias que me hubiera encantado compartir con él. La vida es así de jodida y caprichosa a la vez, que nos pone a prueba dandonos por saco donde más nos duele en cuanto doblamos la esquina. Ya tuve que escribir lo que sentía estando todo a flor de piel, y no voy a hablar aquí de cómo era, pero como pretendo que este blog sea mi pequeño amplificador de experiencias, emociones y pensamientos, qué menos que verbalizar aquí lo mucho que me acuerdo de mi referente y amigo Iñaki. Le recuerdo y extraño mucho, como muchos de los que leeréis esto, porque siempre estará presente en mi vida.

Iñaki gogoan zaitugu.

Bilbao basket

Ayer tuve la suerte de asistir por segunda vez en mi vida a un partido de baloncesto profesional. Jugaba el Bilbao Basket contra el Panellinios (espero haberlo escrito bien). La experiencia me gustó mucho, siempre me han gustado los deportes de equipo, y por muy futbolero que yo sea he de reconocer que deportes como el baloncesto o el balonmano tienen un ritmo mucho más vertiginoso que engancha de otra manera al espectador. El partido de ayer, fue bonito, a pesar de la falta de intriga, porque lo cierto es que ganó el Bilbao Basket con claridad, 81-61 más concretamente. Me decepcionó bastante el BEC, semivacío y con un ambiente bastante tibio. El compañero con el que fui se reía cuando lo comparaba con Anoeta, el campo de la Real Sociedad (eterno y cariñoso rival del Athletic), ya que el Bilbao Basket con este año en el BEC, ha perdido mucho en calor de la hinchada con respecto al pabellón de La Casilla, y puede que esto tenga que ver, entre otras muchas cosas, con su bajada de rendimiento. Lo que sí que tengo claro es que hay equipo para estar bastante mejor clasificatoriamente de lo que están, con destacados como Mumbrú o Hervelle. Moiso podría serlo, pero combina grandes aciertos con grandes errores con mucha facilidad, o eso hizo al menos ayer. Otra observación es que como director de orquesta prefiero mil veces a Salgado que a Javi Rodríguez, en mi opinión hace funcionar mejor al equipo. Y poco más tengo que decir, que ayer disfruté viendo deporte con un buen amigo, y que se agradecen planes como este y poder contar la experiencia en plan: «Yo estuve allí y tú no».

La próxima igual estamos juntos tú y yo.

Primera decisión

Acabo de tomar una primera decisión a la hora de publicar en este blog, que va en la línea de lo que escribía ayer. Nos han pedido que escribamos para el Getxoberri (periódico semanal de Getxo) doce líneas valorando los presupuestos que se aprobaron para el municipio en el mes de diciembre. Ya las hemos escrito, y paso de publicarlas aquí!!!

Este Blog no es para darme autobombo, aún no tengo muy claro para qué es, pero tengo claro que no va a ser para autobailarme el agua.

Calentando los motores

Este blog lleva al menos dos meses de existencia, a lo largo de los cuales no me he sentido ni con ganas ni con capacidad de escribir nada. Realmente tengo toda la intención de lanzarme de nuevo al mundo de la blogosfera, solo que una vez creado el blog no sabía muy bien por donde hincarle el diente. Esta situación se da por dos razones: la primera mi experiencia pasada en esto del posteo, que me hizo aprender a base de guarrazos que si dejas que un tema mediatice el blog por completo, este te absorve todas las energías, y una vez que el tema ha perdido interés, el blog lo pierde con él. Esta es una muy buena razón para que la política en general y los asuntos municipales en particular, no se vuelvan ni mucho menos el tema central de mis desvaríos. Veremos si lo consigo, y si tengo otros asuntos de los que hablar que resulten mínimamente interesantes. La segunda razón es mucho más sencilla, la ansiedad del papel en blanco, y es que os juro que al volver a empezar me autoimponía una responsabilidad que pesaba como una losa restándome toda naturalidad. Escribir además es como todo, cuanto menos se hace más cuesta, así que tanto tiempo después, empiezo sin más con lo que va surgiendo o si no seguro que no arranco nunca. Empieza esta nueva etapa, que espero que sea incluso mejor que la anterior.